Mi vida ha cambiado un poco desde entonces, nueva rutina con la entrada al cole de mi hija, y nuevo bebé en camino.
En la última entrada les hablaba de la inteligencia interpersonal, aquella que se refiere a nuestras relaciones con las demás personas.
Hoy hablaremos sobre la inteligencia intrapersonal, que es, en pocas palabras, la capacidad para conocernos a nosotros mismos.
Antes de escribir una entrada suelo investigar un poco para profundizas mis conocimientos, ya saben que soy autodidacta y todo lo que comparto con ustedes lo he aprendido por mi cuenta. Esta semana he estudiado un poco sobre este tipo de inteligencia y sin darme cuenta la he estimulado en mi hija.
Una de estas noches la noté muy contenta, saltando en la cama y dirigiéndome una hermosa mirada de satisfacción. Me abrazaba y no paraba de sonreír. Le pregunté que si estaba feliz y me dijo que sí. Luego le hice una pregunta muy importante: ¿por qué? Su respuesta fue: No sé.
Eso es lo que tenemos que enseñar a los niños, a conocer sus sentimientos y emociones, las positivas y las negativas y poder expresarlas. Igual pasa cuando están enojados, con las famosas rabietas, debemos enseñarles qué es el enojo, cómo comunicarlo y cómo manejarlo.
Siguiendo con mi anécdota, cuando mi hija me dio esa respuesta, hice una pausa, la miré a los ojos y le dije: Yo también estoy feliz. Ella repite todo lo que yo hago o digo. Entonces me hizo la misma pregunta que yo le hice: ¿por qué? Le respondí que estaba feliz porque Papachú (Dios) me regaló una hija muy linda.
Ya se imaginan. Hice una nueva pausa para darle tiempo de asimilar sus preguntas y mis respuestas. Después le pregunté nuevamente que si estaba feliz y por qué. Entonces vino su respuesta: Estoy feliz porque Papachú me regaló una bonita mamá…y se lanzó a darme un abrazo.
Así aprendemos a evitar frustraciones innecesarias, a no tener envidia y también a no ser excesivamente orgullosos de nosotros mismos o soberbios. Y también aprendemos a dirigir nuestras habilidades y capacidades hacia aquello que más nos motiva y nos hace felices. Esto es poder descubrir nuestra vocación y proyecto de vida. Nos ayuda a escoger una carrera o un empleo.
A propósito de que mi hija recién ha iniciado su etapa escolar y con los sonados casos de bulling o acoso social, es importantísimo enseñarles a los niños a manejar sus propias emociones. Por ejemplo, ante un insulto verbal de otro niño, supongamos que le digan chaparra o gorda, y que por ende la hagan sentir mal, si ella no tiene inteligencia intrapersonal su reacción sería ponerse a llorar o actuar con agresividad. Pero si tiene habilidades intrapersonales, ella sabrá reconocer que se siente mal por el insulto, pero no permitirá que eso afecte negativamente su vida y tendrá la valentía de decirle al niño que la ha insultado que no le vuelva a decir eso porque no le gusta. La inteligencia intrapersonal nos ayuda enormemente a tener autocontrol y autodisciplina. Esta última se refiere a que los niños aprenden a portarse bien aun cuando no están bajo la vigilancia de sus padres. Se portan bien, no porque le temen a un castigo, sino porque han aprendido a regular sus propias emociones y deseos.
Habrán escuchado el término de inteligencia emocional. No confundan con esta. La inteligencia emocional es el conjunto de las inteligencias interpersonal e intrapersonal. Es decir, nuestra relación con nosotros mismos y nuestra relación con los demás, eso define nuestra satisfacción emocional.
- Son niños analíticos y reflexivos.
- Saber dar consejos a otros niños.
- Son preguntones.
- Son independientes.
- Tienen mucha imaginación.
- Necesitan su propio espacio. Son niños que saben reconocer cuando no se sienten bien y buscan un espacio para estar solos con ellos mismos y poder gestionar sus emociones.
¿Cómo fomentar el desarrollo de la inteligencia intrapersonal en los niños?
1. Promover momentos de soledad. Por favor, esto es muy importante. No permitamos que los niños ocupen su mente todo el día en dispositivos electrónicos, ni en una habitación llena de juguetes. Ofrezcámosle el valioso tiempo del silencio para que ellos tengan la oportunidad de conectarse con su interior.
2. Llamen las emociones por su nombre. Esto se hace en el momento en que el niño las experimenta para que pueda asociar lo que está sintiendo y pueda identificar esa misma emoción en otro momento (felicidad, tristeza, enojo). Pero también ayudan mucho los cuentos; a través de ellos los niños pueden aprender a distinguir diferentes emociones.
3. Motivarlos a que tomen sus propias decisiones basadas en momentos reflexivos. Por ejemplo, si está con otro niño y no quiere prestar un juguete, podemos sentarnos con ellos, llevarlos a la calma y reflexionar sobre el asunto; diciéndole que el niño también comparte sus juguetes, que él o ella puede escoger otro juguete o recordarle algún cuento donde algún personaje comparte sus juguetes; podemos decirle que se sentirá muy bien si comparte porque eso hacen los héroes y que el otro niño también se sentirá contento. Pero al final dejar que ellos decidan.
4. No ocultemos nuestras propias emociones delante de los niños. A veces no queremos que ellos nos vean llorar o enojados. Confieso que yo misma he ocultado ese tipo de sentimientos tratando de que no le afecten a mi hija. Pero en el fondo, creo que es importante que nuestros hijos nos conozcan tal cual somos, con nuestras fortalezas y debilidades. Esos son buenos momentos para decirles que estamos tristes por algo, o que tal cosa nos molesta; y podemos enseñarles cómo actuamos en esos casos. El gran problema es que tenemos que saber actuar consecuentemente con lo que queremos que ellos aprendan, ya veces nosotros mismos no somos personas emocionalmente estables, si ese es nuestro caso, lo mejor es evitar que los niños nos vean en situaciones como esas. Pero lo ideal sería que fuéramos capaces de decirles, por ejemplo: Estoy triste porque perdí dinero en el negocio, pero ya me voy a poner mejor, porque encontraremos una solución al problema…o…estoy muy enojada con mi hermana porque ha dañado mi teléfono, pero creo que no lo hizo intencionalmente, veremos si ella lo puede arreglar, si no tendré que perdonarla. ¿Se dan cuenta de qué hablo? Cuando dejamos que las emociones nos controlen a veces somos incapaces de actuar de esa manera.
5. Ayudarles a ponerse metas de acuerdo a su edad. Mi hija quería una bicicleta para la Navidad pasada, le compramos una alcancía y todo el año pasó guardando en ella todas las monedas que encontraba. Recuerdo su carita feliz cuando en Diciembre abrimos su alcancía y vio todas sus monedas y luego la llevamos a comprar su bicicleta y le dijimos: ¡Lo lograste! Esa sensación de haber logrado algo les da mucha confianza en sí mismos.
6. Evitemos las comparaciones y enseñémosle que ellos son únicos y especiales en medio de la diversidad de personas. Y que los demás, aunque sean diferentes, también tienen sus propias cualidades.
7. Si ya son mayorcitos y saben dibujar, es bueno pedirles que dibujen cómo se sienten.
8. Si estamos viendo TV podemos preguntarle cómo cree que se sienten los personajes.
Hablar de inteligencia intrapersonal en niños pequeños no es fácil porque apenas están empezando a conocer el mundo que les rodea y están empezando a lidiar con los diferentes caracteres de las personas de su entorno (mamá no les trata igual que la abuelita, por ejemplo); aun no manejan el concepto de conocerse a sí mismos. Pero es importante que hagamos nuestro mayor esfuerzo para ayudarles a desarrollar esta forma de inteligencia desde pequeños.
Recuerden: No soy educadora infantil, ni sicóloga. Soy solo una mamá común y corriente, que le gusta aprender cosas nuevas y aprovecha al máximo la era de la información en que vivimos. Si alguna persona con mayor experiencia en el campo quisiera comentar o aportar algo a mi blog siempre serán bienvenidos.
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