Hace muchos años, cuando me estaba estrenando como mamá, decía que no les iba a dar a mis hijos una pantalla a temprana edad (teléfonos, tablets, etc).
Ese era mi profundo deseo y tenía toda la intención y compromiso de hacerlo.
Pero fracasé...
Terminé poniendo en sus manos esas benditas pantallas, que tanto les entretienen y que tanto les alejan del mundo real y del contacto humano.
No lo hice por comodidad, no soy de las madres que prefieren darle un teléfono a sus hijos a cambio de unos minutos de tranquilidad o para tener tiempo de hacer otras cosas.
La verdadera razón por la que lo hice fue porque me di cuenta que no puedo tener a mis niños encerrados en una burbuja y promover que sean marginados por los otros niños de su edad. Mientras los otros niños lea adelantaban en el uso y manejo de estos dispositivos, los míos estaban creciendo sin saber usarlos.
Me di cuenta que eso haría que se sintieran diferentes y que tuvieran un déficit en el uso de esas herramientas tecnológicas.
A veces se me sale de control, lo reconozco. En vacaciones suelen pasar más tiempo del adecuado jugando en sus tablets. Pero siempre trato de vigilar lo más que puedo el uso que le dan.
Reglas inquebrantables:
1. Nunca usar las tablets en el comedor. Mientras comen, nos dedicamos a comer y platicar en familia.
2. Cuando se despiertan, deben esperar al menos una hora para poder usar las tablets. No quiero que lo primero que hagan al levantarse sea prender esa pantalla.
3. Apagar las tablets al menos una hora antes de dormir. No quiero que sus cerebros estén sobre estimulados y luego les cueste conciliar el sueño.
4. Mamá hace uso de Family Link. Una aplicación de Google que me permite:
- Asignar un tiempo específico para el uso de los dispositivos. Vencido ese plazo se les bloquea de forma automática.
- Vigilar las aplicaciones que usan y el tiempo que le dedican a cada una.
- Bloquear el contenido de búsqueda.
- Bloquear las descargas de cualquier aplicación. Deben solicitar mi autorización para poder descargar cualquier cosa.
- Monitorear su ubicación en tiempo real.
Sumado a todo lo anterior, siempre procuro que no pierdan el contacto con el mundo. Los invito a salir a ver las estrellas o a tomar el sol por la mañana, salimos a dar una caminata con nuestro perrito Potter, bailamos o les propongo alguna actividad manual, como colorear, jugar plastilinas, hacer recortes, etc. Confieso que por la edad y por el mayor entretenimiento que les dan los dispositivos, ahora se hace más difícil que me digan que sí a todas las actividades que les propongo.
No se cansen de comprarle a sus hijos: libros, lápices de colores, plastilinas, masa de moldear, rompecabezas, legos y otros tipos de juegos y materiales didácticos.
Bueno, a lo que iba.
Estas son algunas aplicaciones que llevan mis hijos en sus tablets y que considero necesarias para su aprendizaje:
Classroom: Es una plataforma para comunicar a maestros y alumnos. En mi caso, disponemos de una cuenta estudiantil que la facilita el colegio y lo usan como enlace para colocar tareas, trabajos o para cualquier aviso que los maestros necesiten dar.
Gmail: Es que un servidor de correo electrónico, que usa la misma cuenta estudiantil de Classroom. Pero en esta plataforma, les he enseñado a mis hijos a usar el calendario para poner cosas importantes, como la entrega de algún trabajo o las fechas de pruebas y exámenes. También en Gmail usan Tasks, que es un check list de actividades diarias. Se lo preparé con listas personalizadas para cada día de la semana. Igualmente en Gmail pueden usar Keep, que es una herramienta para guardar notas importantes, muy útil cuando hacen alguna investigación.
Duolingo: Nunca está de más un refuerzo de Inglés y está app es bastante entretenida y fácil para ellos. Para mi pequeño de 6 años usamos Duolingo ABC, que es más adecuada para niños que aún no manejan al 100% la lecto escritura.
Piensa, respira y actúa: Es una aplicación creada por el grupo Plaza Sésamo y está pensada para ayudar a los niños a gestionar sus emociones. ¿Qué tendrá que ver esto con la escuela? Mucho. Las tareas escolares son una fuente de estrés para los niños. No quiero fomentar la generación de cristal, pero en determinados momentos la saturación es bastante. Y, siendo la escuela su principal responsabilidad a cumplir y de la que se esperan resultados, es normal que ellos se estresen, así como nos estresamos los adultos con nuestros temas. Por eso es importante que aprendan desde pequeños a lidiar con eso y con las emociones que genera.
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Estoy investigando otras aplicaciones más específicas, parea determinadas asignaturas.
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