Cúrate con las plantas

Esta entrada no es sobre niños, ni sobre la escuela. Pero sí es sobre la salud, y una madre saludable cría niños felices.

Un día de estos me sentí mal del estómago, una mezcla de acidez, náuseas, espasmos y gases en la parte alta (boca del estómago y esófago).

 

Hace un mes me dio lo mismo, pero a un nivel más alto, falté dos días al trabajo porque vomitaba todo lo que comía y el dolor era bastante fuerte. En esa ocasión fui donde los japoneses, que hacen un diagnóstico casi sin tocarte y es algo como ver los puntos energéticos. Te hacen un tratamiento con acupuntura y moxibustión y te recetan puras hierbas, hojas o flores para preparar un litro de té que debes tomar en todo el día. A veces te dan alguna cápsula, pero igualmente es algún componente natural triturado.

 

En esa ocasión me recetaron calala, guayaba, albahaca y almendras (todo en hojas secas). Luego investigué en varios sitios sobre las propiedades de cada una y jamás pensé que esas simples hojas, que a veces vemos en algún patio, tuvieran tanto poder curativo.

 

Me encanta la medicina natural, me maravilla saber que en todas las plantas existen los componentes químicos necesarios para tratar, me atrevo a decir, todas las enfermedades. Le doy todo mi aprecio y admiración a las personas conocedoras de esta enorme sabiduría, a la gente que sabe cómo mezclar una hoja con otra para potenciar sus efectos, que saben cuáles son las reacciones secundarias, las dosis, el tiempo de tratamiento. Son generalmente las abuelas, los abuelos; esos que cuando mencionas algún dolor o malestar, van al patio a cortar alguna hoja y te preparan un té.

 

Recuerdo la vez que me quemé la mano con una candela romana, estaba en casa de mi abuelo y el dolor era insoportable, hasta se me levantó la piel y se miraba la membrana blanca. Metía mi mano en el agua y no se calmaba el dolor, era peor, como si me cayera agua hirviendo. Mi abuelo, al escucharme llorar, preguntó que me pasó y se levantó, sacó una navaja que siempre andaba en su pantalón y cortó una trozo de sábila, la peló y sacó un pedacito de gel que puso sobre mi quemadura. ¡Aquello fue magia! ¡¡Verdaderamente magia!! El dolor cesó de inmediato y al sanar la quemadura me quedó una cicatriz casi imperceptible.

 

Por eso pienso que las personas que conocen las propiedades de las plantas son magos reales, alquimistas, sanadores. Con el estudio de las propiedades botánicas nació la Medicina, las boticas fueron las primeras farmacias y los curanderos los primeros doctores.

 

Se me viene a la mente la imagen de una mujer, preparando algún brebaje caliente en la cocina, capaz de curar con él, de forma milagrosa, algún malestar que la gente consideraría incurable. Más de alguna persona pensaría que aquella mujer tenía poderes, que hacía cosas raras con sus mezclas… y les daba miedo, porque tenía un conocimiento que no todos tenían y no sabían de donde le venía. De ahí nace la imagen de una vieja fea, vestida de negro, mezclando algo en un caldero… y le llamaron bruja. Tenían que crear una imagen diabólica que aterrorizara a la gente para evitar que se le acercaran…y no contentos con eso, la empezaron a satanizar para tener una “buena razón” para matarla, porque ella sabía cosas.

 

Afortunadamente, hoy en día se está redescubriendo la medicina natural. Lo que mencioné sobre las brujas es algo que se me vino a la mente, de forma repentina, mientras escribía. Pudieron haber muchas otras causas para asesinar a mujeres en la Edad Media, pero por alguna razón, mi mente asoció la Botánica con ellas.

 

La medicina natural es efectiva, pero hay muchas resistencias en su práctica. Una de las principales razones por las que le gente se resiste a ella es que los tratamientos son prolongados, si tenés una enfermedad crónica, no esperés que con una tacita de té se te acaben los males. Usualmente debemos tomar los tratamientos por varios días; entonces las personas prefieren tomarse una pastilla o ponerse una inyección que les alivia el dolor o los malestares de forma casi inmediata.

 

Otra de las razones por las que la gente se resiste a la medicina natural, o piensan que no funciona, es porque no ven su cuerpo como un sistema y solamente se enfocan en atacar el problema físico. En realidad nuestro cuerpo físico funciona de forma integrada con nuestro cuerpo mental y emocional. Es más fácil que se te quite un dolor cuando entendés cuál es la causa emocional que lo provoca y cuando hacés también un trabajo mental.

 

Siempre he notado que cuando estoy enojada o estresada me duele el estómago, a veces en medio de una discusión siento náuseas; así es como me doy cuenta de la relación que existe entre mi cuerpo físico y emocional. En cuanto a la mente, me gusta pensar que antes de levantar el brazo, primero lo pensé (a veces no nos damos cuenta porque pasa muy rápido, pero nunca hacemos algo que antes no hayamos pensado), todo se origina en el cerebro, este órgano es el que le da las órdenes a cada parte del cuerpo para funcione o no. Así que para mí es un hecho que existe también una conexión entre la mente y el cuerpo.

 

Eso significa que, para que una terapia natural funcione, no sólo debemos saber qué plantas consumir, sino también mantener un equilibrio mental y emocional, haciendo alguna práctica que favorezca eso.

 

Las plantas son seres vivos y están para ayudarnos, incluso con su sola presencia, porque cualquier persona en este planeta, recupera sus energías, estabiliza su mente y encuentra paz con sólo sentarse unos minutos en la tranquilidad de un jardín.





Comentarios